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Los individuos tienden a ser mucho más sencillos y estereotipados, representando valores y arquetipos culturales predominantes. Por servirnos de un ejemplo, los héroes acostumbraban a encarnar virtudes como la valentía, la justicia y la moralidad, mientras que los villanos eran desalmados sin matices, cuya única motivación era la búsqueda del poder o la destrucción.
Con el pasar de los años, los personajes han evolucionado para reflejar la complejidad de todo el mundo real y agradar las demandas de audiencias cada vez más complejas. Ahora, los héroes pueden ser imperfectos y atacables, luchando con problemas morales y enfrentamientos internos que los hacen mucho más humanos y realistas.
De igual forma, los villanos ya no son sencillamente malvados por el mal, sino de forma frecuente tienen motivaciones y trasfondos complejos que consultar aquí los hacen más intrigantes y comprensibles para el público. Esta humanización de los individuos villanos ha llevado a una mayor empatía por sus historias y a una apreciación de las diferentes perspectivas morales.
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